Cuando una persona se encuentra atrapada en el túnel de la escasez, tiende a centrarse en lo negativo, en lo que le falta o en lo que no ha alcanzado, haciendo que su atención se vea afectada y dejando de seleccionar otras informaciones importantes.
El concepto se asemeja a mirar a través de un túnel en una carretera, nuestra visión periférica es limitada, se ve oscuro y poco nítido y, por lo tanto, nuestro foco está exclusivamente dirigido a lo que se ve al final de ese túnel.
La escasez captura la mente, que se enfoca automática y poderosamente hacia las necesidades insatisfechas, cambiando nuestra forma de pensar.
La escasez enfoca, pero la visión de túnel estrecha el campo visual, lo urgente hace que nos descuidemos y que ni aparezca en nuestros pensamientos lo importante. La escasez provoca descuido.
Y no sólo a personas. Una empresa recorta en época de austeridad en marketing, por ejemplo, un Estado en investigación …
S. Mullainathan, profesor de Economía en Harvard y E. Shafir, profesor de Psicología en Princeton, muestran cómo la lucha que provoca contar con recursos insuficientes – dinero, tiempo o compañía– hace que nos concentremos obteniendo algunos buenos resultados, sí, pero, sobre todo, malos: la escasez no es sólo una limitación física sino un estado mental.
La mentalidad de escasez disminuye nuestra inteligencia fluida, clave para procesar información y tomar decisiones, disminuye el control ejecutivo, que influye en cómo somos de impulsivos y reduce la perspicacia y los pensamientos innovadores.
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Pic by René Maltête