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EL JEFE TÓXICO

por | 11 Jun, 2025 | 0 Comentarios

Steve Taylor, psicólogo, investigador y profesor en la Leeds Metropolitan University (UK), nos dice que un jefe tóxico es básicamente un líder hiperdesconectado.

Taylor, en su obra, distingue personas conectadas y desconectadas:

– Una persona conectada es la que tiene una gran capacidad de ponerse en el lugar de los otros, de “adoptar la perspectiva de los demás y sentir su sufrimiento”, por lo que acaba siendo altruista y empático.

– Una personas desconectada es la que está aislada de los demás, no les importa nada el resto de personas porque son incapaces de sentir nada, no empatizan con el sufrimiento del resto; no tienen ningún reparo en hacer daño a quienes le rodean, acusando una personalidad vengativa e incluso sádica.

El jefe tóxico aparece en cualquier sector y nivel organizacional, desde empresas familiares hasta corporaciones multinacionales. Afectan no solo la moral de los empleados, sino también su salud mental y física, creando un ambiente de trabajo insostenible y estresante.
La presencia de un jefe tóxico puede transformar una experiencia laboral en una fuente constante de ansiedad y frustración.

Daniel Goleman, psicólogo formado en Harvard, indica tres hábitos que un buen jefe evita si tiene suficiente inteligencia emocional:

– corregir o regañar en público: regañar en público a un subordinado «aleja al empleado, que luego odia a ese jefe»

– ser muy perfeccionista: los líderes bajan la moral de sus empleados cuando solo ven «lo que está mal, nunca lo que está bien»

– tener discusiones innecesarias: los líderes que «siempre están discutiendo y nunca están de acuerdo» pueden causar que los empleados sientan que sus opiniones no se valoran o que no son capaces de cumplir con su trabajo.

El impacto de un jefe tóxico en la organización puede ser devastador:

– Estrés, ansiedad, ataques de pánico, depresión. El miedo y la incertidumbre constantes desgastan enormemente, con pérdida de motivación y sentimientos de desesperanza

– Las constantes críticas, insultos, reproches y exigencias irrazonables pueden generar una caída en picado de la confianza en sí mismos y de su sentido del propósito

– Baja autoestima y desmotivación en los empleados cuando se cuestiona su propia valía y competencia.

Tratar de evitar el próximo estallido de un jefe tóxico implica que los trabajadores estén en constante estado de hipervigilancia y se vuelvan retraídos y desconfiados.

El maltrato continuado de un mal lider, inevitablemente, siempre pasa factura.

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