¿Sabes qué tienen en común Elon Musk, Richard Branson, Steve Jobs y Jeff Bezos? Son multimillonarios, CEO legendarios e hijos mayores de sus respectivas familias.
Estudiosos de la mente como Freud, Adler, Sulloway o Paulhus, entre otros, se dedicaron a demostrar la influencia del orden de nacimiento en el desarrollo de la personalidad.
Los hijos mayores son líderes natos, de carácter autoritario, de confianza, serios, concienzudos, estructurados, seguros, cautelosos, controladores, responsables, que se esfuerzan por recibir la aprobación y el reconocimiento de sus superiores (inconscientemente, sus padres).
Debido a que los padres suelen proteger más y pasar más tiempo con su primer hijo, es probable que éste experimente más ansiedad ante los obstáculos y sea más sensible al fracaso. Al ser más perfeccionistas, experimentarán más fácilmente estrés, por ejemplo, cuando se aproxime el plazo de finalización de un proyecto, costándoles mucho más asumir un fracaso.
En el mundo laboral, parece que los hermanos mayores son más compatibles con los puestos de liderazgo, pues prefieren imponer su autoridad antes que estar bajo la de alguien más. El hermano mayor tiende a intentar mejorar aquello que ya está establecido.
Los hermanos mayores se sienten más a gusto en las empresas con organigramas y procedimientos bien definidos, al ser entornos menos propicios a cambios o innovaciones significativas, lo que les evita tener que readaptarse con demasiada frecuencia.
Más de la mitad de los Premios Nobel han sido primogénitos, así como más de la mitad de los presidentes de Estados Unidos o genios como Albert Einstein.
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