Parte de la preparación de una entrevista, incluye pensar con anticipación en esa pequeña conversación o charla que podría producirse los instantes previos a comenzar la entrevista en sí.
Esta charla introductoria podría tener grandes consecuencias, ya que ayudaría a construir la afinidad necesaria para que se genere la empatía o conexión que caracteriza todas las relaciones eficaces.
La clave es llegar a los temas donde tú tengas un interés común con el entrevistador o la empresa, de modo que seas capaz de formular y responder preguntas de una forma creíble.
Esta estrategia inicial servirá para afianzar tu seguridad, acomodar la situación y facilitar que la entrevista transcurra como un diálogo, que es la situación perfecta.
Importante que seas muy observador (“parece que hemos elegido el mismo color de corbata hoy”); preguntar algo intentando encontrar puntos en común con el entrevistador (“¿esta foto es de tus hijos? Yo también tengo una hija) o la empresa; escuchar atentamente la respuesta, mostrando interés; comentar algo bueno: (“qué bonita está decorada la oficina”).
Evita hablar de política, religión o dinero; céntrate en familia, deportes o noticias de actualidad, sobre todo relacionadas con la empresa a la que aplicas (“ya leí en prensa vuestros planes de expansión”).
Fundamental es que seas consciente de que esta conversación preliminar es eso, un preámbulo. De darse el caso, no la prolongues más de un minuto y medio/dos minutos. Una vez hayas logrado el efecto que buscas lo que interesa es pasar a la entrevista propiamente dicha.
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