Observo en algunas personas con las que trabajo, que nuestras primeras conversaciones están cargadas de ideas limitantes, que se traducen en escasa actividad para mejorar su empleabilidad o reducen sus acciones a aquéllas que apenas provocan cambio y el resultado necesario para encontrar trabajo.
Algunas de estas creencias son:
– mi edad me perjudica en la búsqueda de empleo
– las entrevistas de trabajo se me dan fatal
– es la primera vez que estoy sin trabajo y no sé qué hacer
– si no tienes enchufe es imposible encontrar nada
– en verano o Navidad no se contrata a nadie, mejor descanso
Las creencias son las ideas que hemos recibido en nuestros primeros años de vida por parte de nuestros adultos significativos y que aceptamos como verdad absoluta. Pueden impulsarnos o limitarnos y no siempre son ciertas.
Si nos limitan, condicionarán la búsqueda de empleo, no nos van a permitir utilizar todos nuestros recursos y nos alejarán de nuestro objetivo.
Dichas creencias nos llevan a un diálogo interno y se convierten en nuestra realidad, por lo que hay que combatirlas para evitar que te empujen a un pozo sin salida.
El proceso para terminar con ellas es:
– identificación y toma de conciencia de la creencia limitante (autoconocimiento)
– búsqueda de la base de la creencia limitante: ¿qué problema te está provocando este pensamiento?
– cuestionamiento de la creencia limitante: ¿de verdad crees que sólo se encuentra trabajo por enchufe?
– cambio consciente de la creencia limitante: una vez que está localizada y tienes claro que te está bloqueando, cambiarla por una creencia más acorde a lo que quieres conseguir.
Las creencias limitantes te llevan a la conclusión de que algo es imposible, producen el efecto de una cadena en la libertad humana y arrastran tus miedos en forma de “no puedo” o “no soy capaz”.