¿Dicen que tienes poco tacto?
¿Dicen que tu comunicación es muy agresiva?
¿Dicen que eres muy brusco, que te falta empatía?
Por mucho que lo intentas, ¿no acabas de llegar a tus colaboradores?
En consulta lo veo cada semana:
· una líder que cree estar “corrigiendo” cuando en realidad hiere con un “esto es obvio, ¿cómo no lo sabías?”
· un profesional brillante que se bloquea porque su jefe repite “tienes que ser más rápido” en vez de “confío en que lo harás a tiempo”
· una persona que, en casa, no entiende por qué su pareja se cierra cuando dice “no exageres” en lugar de “entiendo que esto te duela”
· un directivo me contaba en consulta: “Solo le dije “esto es básico, deberías saberlo”. No entiendo por qué mi colaborador se vino abajo”
Las palabras son como llaves: pueden abrir o cerrar puertas.
No se trata de ser más amable, sino de elegir conscientemente las palabras que construyen seguridad, motivación y confianza.
Lo curioso es que nadie nos enseña a hacerlo y, aunque parezca obvio,
en la vorágine del día a día no nos paramos a hacer este análisis.
Trabajo con profesionales que quieren mejorar su comunicación, fortalecer sus equipos y prevenir conflictos innecesarios.
Si crees que tus palabras (o las de tu equipo) podrían estar frenando más que potenciando, podemos hablar.
¿Dicen que tu comunicación es muy agresiva?
¿Dicen que eres muy brusco, que te falta empatía?
Por mucho que lo intentas, ¿no acabas de llegar a tus colaboradores?
En consulta lo veo cada semana:
· una líder que cree estar “corrigiendo” cuando en realidad hiere con un “esto es obvio, ¿cómo no lo sabías?”
· un profesional brillante que se bloquea porque su jefe repite “tienes que ser más rápido” en vez de “confío en que lo harás a tiempo”
· una persona que, en casa, no entiende por qué su pareja se cierra cuando dice “no exageres” en lugar de “entiendo que esto te duela”
· un directivo me contaba en consulta: “Solo le dije “esto es básico, deberías saberlo”. No entiendo por qué mi colaborador se vino abajo”
Las palabras son como llaves: pueden abrir o cerrar puertas.
No se trata de ser más amable, sino de elegir conscientemente las palabras que construyen seguridad, motivación y confianza.
Lo curioso es que nadie nos enseña a hacerlo y, aunque parezca obvio,
en la vorágine del día a día no nos paramos a hacer este análisis.
Trabajo con profesionales que quieren mejorar su comunicación, fortalecer sus equipos y prevenir conflictos innecesarios.
Si crees que tus palabras (o las de tu equipo) podrían estar frenando más que potenciando, podemos hablar.
#elpoderdelaspalabras #comunicacion #climalaboral #inteligenciaemocional
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