Somos lo que hacemos y hacemos lo que somos.
Sobre esta base, el “hacer” tiene grandes enemigos: el exceso de planificación, la procrastinación, la falta de voluntad, la dispersión, la desorganización y, por encima de todo, el perfeccionismo.
Aplazar decisiones, importantes o no, esperando el momento perfecto, es un espejismo que generamos para postergar el hecho de enfrentarnos a momentos determinantes de cualquier aspecto de nuestras vidas porque sencillamente el momento perfecto no existe, el momento perfecto es ahora: nadie tiene el control de su vida ni de lo que sucede.
Un sueño no cumplido puede venir simplemente de no haber dado un primer paso, por miedo a esperar el momento ideal.
No pierdas tiempo diciendo lo que vas a hacer, simplemente hazlo. Haciendo las cosas quedan inmediatamente dichas, ya que la acción más pequeña es mejor que la intención más grande.
– Pensamiento sin acción sólo es reflexión
– El cambio está en la acción
– El exceso de análisis lleva a la parálisis
– El perfeccionismo nos deja en la casilla de salida
– Es preferible hacer y rehacer que no hacer nada
El momento perfecto es el momento en el que decides actuar.
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Pic by Ronald Koster
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Antonio Rodríguez