¿Te suena familiar esta conversación interna?
“Durante las vacaciones lo vi todo tan claro… Sé que tengo potencial para mucho más, que estoy desperdiciando mi talento en este trabajo, pero volver a la rutina me paraliza. ¿Y si cambio y todo sale mal? ¿Y si mi estabilidad actual es lo mejor a lo que puedo aspirar?”
Las vacaciones actúan como un espejo brutal. Sin el ruido del día a día, muchos profesionales experimentan lo que llamo “Desmotivación Crónica Post-Reflexión”:
· Claridad total sobre lo que NO quieren
· Visión clara de su potencial desaprovechado
· Parálisis absoluta para actuar
¿Te has parado a pensar por qué nos quedamos “atascados”?
1. Miedo a la pérdida: Nuestro cerebro sobredimensiona lo que podríamos perder (salario, estatus, seguridad) versus lo que podríamos ganar
2. El engaño del “todo o nada”: Creemos que cambiar implica saltar al vacío, cuando en realidad existen múltiples caminos de transición gradual
3. El síndrome del impostor anticipado: “¿Quién soy yo para aspirar a más?”. El miedo al fracaso se disfraza de humildad.
En consulta, cuando alguien me dice “sé que puedo aspirar a más pero…”, le pregunto:”¿Qué es lo mínimo que podrías hacer hoy para acercarte un 1% a donde quieres estar, sin poner en riesgo tu estabilidad?”
Esta pregunta desarma la parálisis del cliente porque:
· Elimina el “todo o nada”
· Mantiene la seguridad
· Construye momento auténtico
Desperdiciar conscientemente tu potencial no es humildad, es miedo disfrazado.
Como psicólogo especializado en desarrollo profesional, desde hace años acompaño a profesionales a transformar esa claridad post-vacacional en acción estratégica real.
Si sientes que es momento de dejar de postponer tu potencial, escríbeme. El cambio no tiene por qué ser un salto al vacío, créeme.
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Pic by Wily Robis