Se llama así, a ese grupo de personas entre los 35/40 y los 55/60 años que se ven en la tesitura de tener a su cuidado mayores y menores de forma simultánea, teniendo que atender a la vez a sus padres (y/o suegros) y a hijos.
El terminó fue acuñado en 1981 por la trabajadora social Dorothy Miller, para describir a las mujeres de entre 30 y 40 años que quedaban “atrapadas” (como las lonchas de jamón y queso entre dos rebanadas de pan) entre la atención de sus hijos y la de sus padres mayores.
Posteriormente, el término ha ido evolucionando, como la sociedad y ahora se aplica en diferentes ámbitos y diferentes rangos de edad, debido sobre todo a cambios demográficos como la tardía maternidad, la cada vez mayor longevidad, el retraso en la emancipación de los hijos y el descenso de la natalidad.
La Generación Sándwich está condicionada por el entorno laboral y a veces puede decirse que sus miembros están condenados laboralmente:
– a pesar de que hay hombres implicados en tareas de cuidados, el fenómeno impacta porcentualmente mucho más en las mujeres
– están más expuestas a problemas de salud por estrés multitarea
– asumen trabajos más precarios y desiguales o carreras laborales abandonadas a la fuerza
– se resignan a jornadas parciales y posterior pensión de jubilación más reducida
En definitiva, la responsabilidad de los cuidados no solo implica pérdida de oportunidades laborales individuales, sino que consolida el hecho de que las mujeres tienen rentas inferiores a lo largo de toda la vida, situación que se traduce finalmente en pensiones más bajas y un mayor riesgo de pobreza en la vejez.
Hemos pasado de la cultura del esfuerzo a la cultura del ocio en menos de dos generaciones. Nuestros abuelos y padres valoraban por influencia cultural o acontecimientos históricos de guerra y posguerra, el tener un empleo como algo excepcional, que había que agradecer, por lo que había que sacrificarse y a lo que incluso debían condicionar toda su vida.
Nuestros hijos valoran ante todo la motivación en todas las facetas de la vida (incluida la laboral), el ocio, la diversión y vivir el momento.
En medio está la llamada Generación Sándwich, que hemos crecido en un ambiente cultural de sólidos principios de cultura del trabajo y responsabilidad pero tenemos que gestionar equipos y educar a hijos cuyos valores ya no son los mismos.
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