El Efecto Mandela es un fenómeno psicológico que se da cuando personas, o grupos de personas, recuerdan determinados acontecimientos de forma diferente a como se dieron en realidad o incluso recuerdan eventos que nunca ocurrieron, es decir, las personas crean por error recuerdos falsos.
El término fue creado por Fiona Broome en el último tercio del siglo pasado al observar cómo tras la muerte de Nelson Mandela en 2013, muchas personas describían y recordaban la muerte del político sudafricano, como si hubiera ocurrido en los años 80, cuando aún se encontraba en prisión.
Hay muchos ejemplos: aquí traigo 2:
– algunas personas afirman recordar que el hombre del logotipo del Monopoly (creado en 1935) portaba un monóculo, aunque no lo lleva
– en la película Casablanca (1942) no se dice la frase «Tócala otra vez, Sam», ni nada similar. Este falso recuerdo aparece en distintas versiones idiomáticas del largometraje
No existe causa confirmada que explique por qué sucede este fenómeno, aunque esta discrepancia entre memoria y realidad puede deberse a la forma subjetiva en la que la memoria guarda los recuerdos, que pueden implantarse ya de forma errónea desde el primer momento. Además, a menudo, cuando procesamos información, vemos las cosas como pensamos que son, en lugar de cómo realmente son, siendo importante la atención que ponemos al hacerlo, ya que procesamos todo muy rápidamente en la vida cotidiana.
El Efecto Mandela es importante en el mundo de la empresa: afecta a las expectativas de los empleados, con creencias basadas en promesas que nunca se dijeron o se malinterpretaron, afecta a la toma de decisiones, ya que pueden aplicarse en base a impresiones subjetivas y no a hechos, afecta a la comunicación interna, ya que la rumorología o los bulos se imponen como canal informal de comunicación y afecta al propio futuro del trabajador por asumir convicciones que no están reflejadas en ningún lugar, pero forman parte del inconsciente colectivo de la empresa.
En la vida cotidiana, los amigos que se reúnen para recordar viejos tiempos, cada año que pasa, decoran y agrandan cada vez más aquello que evocan, por eso cada vez que se ven, se ríen más rememorando lo mismo.
El Efecto Mandela nos avisa de que no siempre podemos confiar en cómo percibimos la realidad, cuestiona la veracidad de nuestros recuerdos y cómo se construye la memoria colectiva: nuestra memoria es un reflejo tanto de nuestra experiencia personal como de las influencias que nos rodean.