Muchas empresas despiden a gritos. Otras despiden en silencio.
El despido silencioso es una estrategia deliberada, sutil, a menudo invisible por parte de la organización, para desmotivar, relegar y desmoralizar a los trabajadores, que busca que el grado de insatisfacción del empleado sea tal, que decida renunciar a su puesto sin necesidad de un despido formal, ahorrándose así despidos improcedentes e impactos reputacionales.
Al empleado se le aísla, se la aparta de reuniones importantes o no se le informa de cambios relevantes para que se sienta marginado; se deja de invertir en su desarrollo profesional, de tal forma que comienza a percibir su futuro como incierto; se le realizan evaluaciones de desempeño injustas, por lo que percibe su posición como amenazada constantemente; se le reducen o eliminan sus responsabilidades, lo que le impulsa a contemplar necesariamente otras oportunidades.
Según un estudio de Gallup el 50% de los empleados que dejan un trabajo lo hacen debido a una relación conflictiva con su jefe o porque sienten que no cuentan con el apoyo necesario para desarrollarse.
El despido silencioso o despido indirecto, no deja de ser una forma de acoso laboral, que estrangula el desarrollo profesional y marca, con importantes secuelas psicológicas, el futuro laboral del trabajador.
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