La ventana de tolerancia al estrés es una forma de entender la cantidad de estrés que somos capaces de soportar sin desestabilizarnos: si lo que nos ocurre se encuentran dentro de ese rango o ventana, no nos alterará y nos sentiremos seguros y aprenderemos de la experiencia.
Cuando estamos dentro de ese rango, será más fácil responder a las demandas del día a día, tratar temas importantes, tomar decisiones o realizar nuestro trabajo.
Cuando nos salimos de nuestra ventana, perdemos el control, surgiendo la hiperactivación o la hipoactivación:
1. Zona de hiperactivación o zona que se sitúa por encima del nivel máximo de tolerancia:
– la persona experimenta un aumento en todo tipo de sensaciones orgánicas y psicológicas: mayor reactividad emocional, hipervigilancia, desorganización del procesamiento cognitivo, imágenes y recuerdos intrusivos … dificulta dormir y comer.
2. Zona de hipoactivación o zona que se sitúa por debajo del nivel mínimo de tolerancia:
– la persona experimenta varios síntomas, todos ellos asociados a una baja energía y poca capacidad de respuesta: ausencia de sensaciones, entumecimiento de las emociones, enlentecimiento del proceso cognitivo y movimientos lentos … se experimenta cansancio, confusión, distracción o vergüenza.
La espoleta para salir de nuestra ventana de tolerancia, depende de cada persona, aún así la generación de estrés o ansiedad sobreviene generalmente por las siguientes situaciones:
– La novedad: situaciones nuevas que estemos viviendo por primera vez, que no tenemos experiencia previa y nos apabullan
– La imprevisibilidad: la incertidumbre de no saber lo que sucederá a futuro
– La sensación de descontrol: tener la sensación de que todo depende de factores externos y no de nosotros mismos.
– Amenazas para la personalidad: por ejemplo, cuando alguien cuestiona nuestra capacidad para llevar a cabo un trabajo o la necesidad de tener que demostrar algo.
Cuanto más ancha sea nuestra ventana de tolerancia, mejor, ya que significará que podemos soportar más estrés sin desbordarnos emocionalmente. Cada persona tiene una ventana de tolerancia que puede variar en diferentes momentos de su vida.
Es necesario ensanchar el rango de tolerancia al estrés y esta capacidad para hacerla más ancha conlleva un trabajo de autoconocimento y reflexión sobre nosotros mismos.
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